miércoles, 6 de enero de 2010

¿Sabías que la humanidad ha guardado su historia en diferentes formas?

Los egipcios comenzaron utilizando el papiro –eran unos gajos delgados y flexibles que crecían en las orillas del Nilo, machacaban los tallos hasta dejarlos planos, luego hacían un tejido y lo volvían a machacar hasta hacer una hoja grande y fina, luego la dejaban secar y la enrollaban. La dejaban en un tronco delgado y lo guardaban hasta que lo fueran a utilizar. La tinta era un compuesto de aceite y ceniza.
Los documentos escritos o grabados eran tan apreciados y raros en la antigüedad que pronto se pensó en buscar el medio para protegerlos. Los ladrillos cocidos de Babilonia estaban numerados en el orden en que debían ser leídos y se almacenaban en estanterías cuidadosamente catalogadas, pues cada tablilla llevaba el título de la obra de la que formaba parte.

Los textos griegos o romanos se unían a menudo con un cordoncillo que se pasaba por una de las esquinas o se cosían sobre el lado izquierdo. Habitualmente se escribía sobre tablillas de madera o marfil recubiertas de cera. Estas tablillas estaban a veces unidas mediante bisagras o por un grueso hilo para formar dípticos y trípticos.

Los chinos inventaron el papel más fino, (papel de china) que utilizaban para sus lámparas, biombos y adornos en fiestas, ellos escribían en tela de seda.

Fue en los monasterios coptos, en los primeros siglos de nuestra era, donde el arte del libro empezó verdaderamente su andadura y donde la técnica fue inventada. Quedan muy pocas encuadernaciones de esa época. A veces se trata de un sólo y grueso cuadernillo recubierto de piel, otras de varios cuadernillos cosidos con una aguja o dos agujas que trabajan separadamente para formar una cadeneta muy sólida. Los lomos son lisos, pues los hilos de costura pasan simplemente por el fondo de los cuadernillos sin hilo ni nervio de apoyo. Las tapas son de madera o hechas de papiro pegado con cola. Tienen la dimensión exacta de los cuadernillos, así pues, no hay cejas. Esta técnica influyó en todos los países de la ribera oriental mediterránea y la Europa carolingia. Los europeos no abandonaron la técnica copta hasta la invención del telar entre los siglos X y XII.